La diferencia entre una persona inmadura y una madura, es que ambos son indolentes místicos, ridículos, mersas y manga de vertebrados rellenos con una nube de pedo líquido colosal como la concha de la estrella Vega en la constelación de Lira, que viven en la eterna pelotudez mental de si pueden o deben, o no, hacer las cosas en base a la edad, cuando la edad determina circunstancias en base a si estás hecho pinchila, o no, para hacer lo que los huevos te canten.